
Un cierto número de personas consigue la oportunidad de marchar a otro país donde pueden desarrollar esa fantasía. Pero otras muchas, se quedan en sus lugares de origen, pudiendo sólo saborear el sueño de otros. Este caso es precisamente el que sucede con las personas que reciben dinero de los “afortunados” inmigrantes, aquellas que han podido cumplir sus deseos, mejorando su situación gracias al viaje.
Los datos sobre las remesas de los inmigrantes trabajadores en España han protagonizado un récord histórico al finalizar el 2006. Por primera vez, se ha alcanzado la cifra de 6.250 millones de euros. Las estadísticas del Banco de España señalan un crecimiento del 35,45% con respecto al año 2005, fecha en la se ascendió a los 4.614 millones. Ya en el 2002, las remesas se correspondieron con los 2.844 millones de euros, siendo en 2003 de 3.475 millones y en el 2004, de 4.189 millones.
Ante el aumento paulatino de las remesas, -aumento paralelo al crecimiento de la entrada de inmigrantes en España-, el Ejecutivo ha adoptado una serie de medidas con el objetivo de facilitar el envío de dichas remesas.
Así, a principios de este año, el Gobierno firmó un acuerdo con los bancos y cajas de ahorro para intentar cumplir este objetivo bajo algunas disposiciones: abaratar los costes de transferencias, establecer líneas de crédito con los países receptores o impulsar redes de asesorías entre éstos y los lugares de origen. También se pretende impulsar la difusión y promoción de aquellos instrumentos que mejoren el envío de remesas a través de los planes de integración de los inmigrantes en nuestro país.
En cualquier caso, España parece consciente de la importancia que tiene el hecho de que las remesas lleguen en condiciones adecuadas a sus lugares de destino. Nuestro país fue protagonista del impacto que para su desarrollo significó el envío de capital procedente de los emigrantes, cuya situación política, económica o social, les obligó a viajar al exterior. Su participación indirecta impulsó el progreso y el cambio español. Ahora, esta experiencia la viven otros, a quienes se intenta ayudar garantizando unos servicios que permitan las transferencias en condiciones óptimas de eficiencia, agilidad, transparencia y costes económicos.
Ante el aumento paulatino de las remesas, -aumento paralelo al crecimiento de la entrada de inmigrantes en España-, el Ejecutivo ha adoptado una serie de medidas con el objetivo de facilitar el envío de dichas remesas.
Así, a principios de este año, el Gobierno firmó un acuerdo con los bancos y cajas de ahorro para intentar cumplir este objetivo bajo algunas disposiciones: abaratar los costes de transferencias, establecer líneas de crédito con los países receptores o impulsar redes de asesorías entre éstos y los lugares de origen. También se pretende impulsar la difusión y promoción de aquellos instrumentos que mejoren el envío de remesas a través de los planes de integración de los inmigrantes en nuestro país.
En cualquier caso, España parece consciente de la importancia que tiene el hecho de que las remesas lleguen en condiciones adecuadas a sus lugares de destino. Nuestro país fue protagonista del impacto que para su desarrollo significó el envío de capital procedente de los emigrantes, cuya situación política, económica o social, les obligó a viajar al exterior. Su participación indirecta impulsó el progreso y el cambio español. Ahora, esta experiencia la viven otros, a quienes se intenta ayudar garantizando unos servicios que permitan las transferencias en condiciones óptimas de eficiencia, agilidad, transparencia y costes económicos.
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