martes, 3 de abril de 2007

La cultura tunecina salta fronteras

La cultura y el arte tunecino se ven muy influenciados por el ambiente multicultural que envuelve al país. No sólo se pueden encontrar rasgos de antiguas civilizaciones (ya citadas en un artículo anterior), sino que también se vive la presencia del turismo internacional y las migraciones actuales.
En relación con la música de Túnez, se da una influencia clara de otros países como Oriente Medio, Egipto, Siria y Líbano. Además, las dos formas más populares de música tunecina son derivaciones del fundo y el Zindali. Como música clásica se puede citar la más antigua conocida, la nuba, y aquella de origen andaluz, el choughoul y el bachraf. En general se trata de un sonido caracterizado por la diversidad de sus modos y la variedad de ritmos. Algunos de los músicos, compositores o cantautores más aclamados son Hammadi Ben Othman, Saliha, Salah Medí o Ali Riahi.
Curiosamente, los festivales tunecinos más conocidos internacionalmente están relacionados con la música. Es el caso del Fetival de El Jem, dedicado a la melodía sinfónica o el Festival de Testour, centrado en el sonido andalusí. Otros son de orientación general como el Festival de Cartago, Dougga o Hammamet, en los que los artistas internacionales más famosos han sido los protagonistas
El poder de la imagen se transmite gracias al teatro y al cine. El primero tuvo su gran apogeo en los años 50 de la mano de Ali Ben Aved. La contribución de este actor y escenógrafo facilitó la unión de varias compañías privadas. Unos años más tarde, nació el Teatro Nacional y varios Centros destacados como los Centros Regionales de arte dramático de Kef y de Gafsa o el Centro Nacional de Marionetas. Por su parte, el cine cuenta con un famoso Festival, Las Jornadas Cinematográficas de Cartago, que llevan celebrándose cada dos años desde 1966. El audiovisual tunecino se presenta como una gran expresión artística gracias a la amplia filmografía relativa a diversos géneros. Muchas realizaciones consiguieron el reconocimiento internacional a través de premios y trofeos como es el caso de las películas “Los silencios del Palacio”, Un verano en la Goulette” o “Saïda”.
En el arte es, quizás, donde mejor se aprecia la multifusión. Los estilos arquitectónicos pasan desde los aportes púnicos y romanos hasta las casas alpinas, los arcos islámicos de las medinas o los habitáculos subterráneos de los bereberes.
Además, ocho lugares del país se incluyen en la lista de las obras más bellas realizadas por la mano del hombre o creadas por la naturaleza, lista que conforma el Patrimonio de la Humanidad: el anfiteatro del Jem, Kerkouane, Cartago, Dougga, el parque natural de Ichkeul y las Medinas de Túnez, Sousse y Kairouan.
Túnez destaca en el ámbito artístico sobre todo por el gran número de mosaicos que conserva en buen estado gracias al disfrute de un clima cálido y seco. Proceden la mayoría de casas privadas y baños públicos datados de los siglos II al VI d.C.
La pintura se relaciona con el arte contemporáneo muy desarrollado en Túnez gracias a la introducción por parte de los franceses. Las formas geométricas se mezclan con la caligrafía árabe dando lugar a las más diversas composiciones.
Tanto los mosaicos como las pinturas gozan de un lugar de conservación. Diversos museos y galerías acogen las piezas de arte para exponerlas no sólo a los habitantes del país sino también los turistas. Entre las galerías destaca el refugio de artistas de Sidi Bou Saïd, la galeria Yahia o la galería Di-Maccio. Como museos merecen citarse el Museo del Bardo, Museo Arqueológico de Cartago, el Museo de El Jem, el Museo de artes y tradiciones populares, el Museo de Raqqada o el Museo de Sousse.

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