sábado, 24 de marzo de 2007

Túnez, uno de los destinos favoritos europeos

Si se afirma que uno de los países más visitados por los europeos lleva el nombre de Tunicia, quizás no nos deslumbre demasiado. Sin embargo, si hablamos de Túnez, denominación con la que más se conoce al país, muchos de nosotros logremos localizarlo, bien por haberlo disfrutado en un viaje anterior, bien por barajarlo alguna vez como posibilidad como destino.
Túnez se encuentra en la costa mediterránea africana limitando con Argelia al oeste y con Libia al Sur y Este. Su paisaje es tan variado que ofrece desde acantilados en las costas hasta bosques, valles destinados al cultivo y altos montes en el interior del país, sin olvidar al sur la presencia del desierto del Sahara. En gran medida se trata de un territorio semiárido y desértico arropado por un clima templado: un invierno suave y lluvioso frente a un verano seco y cálido.
Lejos de alcanzar en número los inmensos recursos naturales de los países con los que hace frontera, Túnez se alza con el desarrollo de una economía que ha traído cierta prosperidad al país. La agricultura y la minería se convierten en piezas fundamentales para el sector económico, aunque en los últimos años se ha intentado ampliar el campo de actuación. Algunos de sus productos agrícolas estrellas son el trigo, la cebada, el aceite, el vino o las frutas. En especial destaca la oliva, cuyo árbol peina grandes terrenos a lo largo de todo el país. La importación de productos comestibles se hace necesaria sobre todo en los años de profunda sequía.
El sector industrial trabaja la mena de fosfato y utiliza los productos químicos derivados del petróleo. Tras algunas caídas del precio del petróleo, el gobierno tunecino tuvo que aceptar algunas reformas permitiendo la abolición del control del comercio y la adopción de medidas que permitiesen el cambio al dinar. Sus principales relaciones comerciales se establecen con Francia, Alemania e Italia. Además, Túnez no sólo forma parte de la Unión de Maghreb árabe sino que también es miembro de varias organizaciones económicas.
Descendientes de la población bereber, los tunecinos también reúnen la herencia de diferentes civilizaciones. Las numerosas invasiones sufridas o las continuas migraciones que vieron pasar han dejado una señal imborrable en su costumbre y forma de entender el mundo. Elementos aportados por los fenicios, romanos o vándalos, entre otros, se mezclaron para crear la cultura actual. Pero, sobre todo, destaca la influencia notable de la tradición francesa. El país tunecino fue hasta 1851 un protectorado bajo el área de poder de Francia, por lo que los vínculos políticos, económicos y culturales con este país están fuertemente marcados en los diversos ámbitos de la vida tunecina.
En la actualidad, Túnez cuenta con casi 10 millones de personas que habitan a lo largo y ancho de su extensión geográfica. Su tasa de crecimiento no es excesivamente elevada, un 1,09%, mientras que la esperanza de vida mantiene la misma característica, siendo de 74,4 años. En su mayor parte, un 98%, son habitantes de origen árabe mientras que el porcentaje restante se corresponde con la tradición europea o judía.
En cuanto a la lengua, el árabe se posiciona como idioma oficial dejando en un segundo lugar al francés, de gran utilidad e importancia en el sector comercial. Sin embargo, la capacidad de los tunecinos de hablar idiomas se extiende a lenguas como la hispana, el alemán o el inglés, quizás impulsados por la necesidad de subsistir gracias a las oportunidades que le ofrece el turismo, entre otras actividades.

Para encontrar más información sobre Túnez, se pueden visitar las siguientes páginas:

sábado, 17 de marzo de 2007

Con o sin papeles

La llegada del nuevo milenio trajo consigo aires de esperanza a todas aquellas personas que se encontraban en búsqueda de un nuevo ideal de vida, a la espera de un futuro mejor. Por ello, en el año 2000 España vivió el proceso de regularización con mayor volumen de peticiones. Unos 600.000 inmigrantes intentaron legalizar su situación en España de las que únicamente el 60% logró su objetivo final. En cualquier caso, la legalización diferenció entre la obtención de una residencia definitiva – de la que se beneficiarían aquellos que pudiesen acreditar haber vivido en el país antes de junio de 1999 y haber conseguido un empleo solicitado permiso de trabajo en los últimos tres años - y residencia temporal – que abriría un nuevo camino a los inmigrantes al conceder la legalización a los extranjeros que llegasen a partir del 2001, siempre que pudiesen demostrar tener un trabajo. En ambos casos, la regularización afectaría también a sus familiares.A finales del 2004, se desarrolló un nuevo Reglamento sobre derechos y deberes del extranjero. Para su consecución, se necesitó realizar un paso previo: normalizar la situación de una gran cantidad de inmigrantes que contaban con un contrato de trabajo en el país y estaban empadronados hacía más de seis meses. Los extranjeros tuvieron que presentar sus contratos a fin de demostrar su condición de empleados tanto en el momento de la regularización como en el periodo de los seis meses próximos al trámite.Madrid y Cataluña fueron las Comunidades Autónomas donde se presentaron más solicitudes.
El objetivo de este blog se centra en aportar datos objetivos sobre el desarrollo de la inmigración en España, al mismo tiempo que fomentar los valores de convivencia y comprensión con otras culturas diferentes que visitan o habitan en nuestro país. Para ello, no sólo se publicará información relativa a inmigrantes, sino que también se combinarán con reportajes, noticias, crónicas o análisis que intentarán descubrirnos las diversas civilizaciones: desde la política, economía o geografías hasta las tradiciones, gastronomía, danzas o lenguas. Quizás conociendo un poco más de las culturas, se llegue a respetarlas, mejorando la convivencia en cualquier rincón del mundo.

domingo, 11 de marzo de 2007

Un viaje internacional sin salir de España

Hasta hace pocos años, España se presentaba como un país emisor de emigrantes. La Guerra civil y la posterior dictadura obligaron a muchos españoles a emigrar por cuestiones políticas o económicas. El fin del franquismo significó una esperanza y la década de los 80 trajo consigo una sensación de libertad que poco a poco se convirtió en una realidad. La tendencia se confirmaba a finales de los años 90 y tomaba una forma, cada vez más definida, en el nuevo milenio.
Hoy en día, la situación ha cambiado tan radicalmente que España se ha convertido en un país de destino. Un escaso número de personas deciden emigrar, y si lo hacen, ya no es por cuestiones represoras o por necesidad económica, sino respondiendo a motivos profesionales o personales. Por el contrario, es creciente la cantidad de extranjeros que elige el territorio español como destino en búsqueda de mejorar las condiciones de vida.
La mayor parte de la inmigración en España responde a necesidades de origen económico, siendo insignificante la movilidad por asilo o refugio.
Este hecho explica el rápido aumento de la población española durante los últimos años. De forma concreta, el Padrón Municipal anunció en enero del 2005 la cifra exacta de 44.108.530 habitantes. El mismo informe recoge el número correspondiente a los extranjeros residentes en España: 3.730.610 de personas. Esto significa un incremento del 2,1% respecto a la población total contabilizada durante el año 2004, incremento que se debe, sin duda, a la inmigración.
Como resultado del acelerado proceso de crecimiento se obtiene un cambio social importante: España ha pasado de ser uno de los países europeos con menor índice de inmigración – un 2% sobre la población total- a convertirse en el cuarto estado en la carrera de recepción de inmigrantes – un 8,5% sobre el total de habitantes.
El Instituto Nacional de Estadística, en colaboración con el Ministerio de Interior y el Ministerio de Asuntos Sociales, ofrece datos sobre el origen de las fuentes principales de inmigración y el número de solicitudes recibidas para obtener el permiso de residencia en nuestro país. De esta forma, se proporcionan las cifras siguientes: el 31% de los inmigrantes procedentes de Marruecos presentaron sus solicitudes al estado para legalizar su residencia, el 26% se corresponde con Ecuador, el 19% procede de Colombia, el 6% proviene en China mientras que el 3% representa al conjunto de países protagonizados por Bulgaria, Polonia y Perú. Sin embargo, sólo el 60% de las solicitudes encontraron su confirmación, llegando algunos colectivos a alcanzar cifras cercanas al 80%.
Parece complicado establecer de una forma exacta el número de personas que llegan a España utilizando la vía irregular. Ahora bien, su existencia es más que notoria en la sociedad sobre todo, teniendo en cuenta que el gobierno español ha regularizado en cinco ocasiones la situación de los inmigrantes en los años 1985, 1991, 1996, 2000 y 2005.
Una de las regularizaciones más destacadas fue la acontecida en el año 1991. La cifra de 133.000, en su mayoría de origen marroquí, contando también con la fuerte presencia de dominicanos y argentinos, consiguieron los permisos necesarios para quedarse en nuestro país, lo que significó sin duda un paso adelante hacia la multiculturalidad en España.